Los rizópodos, también conocidos como sacodarios y sacodinos, son una clase de protozoarios unicelulares, incluyen a todo tipo de amebas, en sentido amplio, de membrana finísima o ausente, lo que les permite cambiar de forma mediante la emisión de seudópodos, su característica principal, que utilizan para desplazarse o para capturar el alimento sólido.
En unas ocasiones estas prolongaciones son filamentosas y casi imperceptibles, otras veces, sin embargo son anchas y bien visibles.
Algunos poseen caparazones protectores calizos, silícicos o formados por granitos aglutinados, con los cuales se protegen.
Son extraordinariamente variadas la formas de todos ellos y un auténtico placer observar cómo se desplazan, alimentan y reproducen.
Se reproducen por división binaria o bipartición, o múltiple, directa o indirecta y, a veces, por conjugación.
La inmensa mayoría hacen vida libre, en el mar o en las aguas dulces; por también los hay de tierra húmeda y parásitos o comensales de los animales superiores.
Son los más sencillos de los protozoos, aunque quizá no los más primitivos de los actuales, y se agrupan en los órdenes de los amébidos, foraminíferos, radiolarios y heliozarios.
No es un grupo natural, y no tiene ya presencia en las clasificaciones modernas, pero se lo sigue haciendo mención en textos elementales como clase de protozoarios. Comprendía a los amébidos, foraminíferos, radiolarios y heliozoos. La especie típica es la ameba Amoeba proteous.
Algunos poseen esqueletos internos o externos calcáreos o silíceos. Poseen vacuolas digestivas y contráctiles, son heterótrofos y poseen la capacidad de enquistarse.
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